Instagram tiene a día de hoy aproximadamente 800 millones de usuarios activos al mes y estos generan muchísima información. Alrededor de 70 millones de fotos dispuestas a acaparar los “likes” y comentarios de esos seguidores o “followers” de la red. Pero, ¿qué está haciendo Instagram con esa cantidad de información? Convertirse en una compañia de “big data“.
Almacena, estudia y comparte la conducta de todos los usuarios asiduos a la app, las interacciones y hashtags usados. Todo eso se analiza con diferentes herramientas de inteligencia artificial con diferentes finalidades: La propia mejora de la aplicación para hacerla más atractiva para los usuarios por la evolución del comportamiento de estos, realizar estudios demográficos y científicos o proporcionar a empresas terceras los datos de esos usuarios para poder usar una publicidad mucho más orientada al “target” de la campaña publicitaria.
Hace ya un tiempo que Instagram acabó sustituyendo su “time-line” ordenado de forma totalmente cronológica por un muro en el que las publicaciones se muestran según la relevancia para el usuario propietario de la cuenta. Decimos propietario por llamarlo de alguna forma… recordemos que Instagram se queda con la propiedad intelectual del contenido que subimos. Esa cláusula la aceptamos al darnos de alta en su red. Los algoritmos que van aprendiendo los gustos y la forma de usar la aplicación de los usuarios son la clave para determinar qué publicaciones pueden interesar más al mismo.
Puede parecer que simplemente se usa para hacer una buena selección de las publicaciones de las cuentas que seguimos pero también se usa para ver qué contenido mostrar en la pestaña “EXPLORE” o, por ejemplo, qué “hashtags” o nuevas cuentas poder seguir. Es evidente que el contenido cada vez es mayor, el número de usuarios también va incrementando y se hace muy difícil digerir esa cantidad de información y tratarla debidamente.
“Deeptext”: Filtro de SPAM
Por eso, Instagram usa un algoritmo llamado “Deeptext” que, básicamente, se encarga de filtrar y eliminar automáticamente todo el “SPAM” y los mensajes ofensivos que se envían. Ese apartado relacionado con la inteligencia artificial también es fundamental para que la experiencia de usuario no se vea afectada negativamente. Este algoritmo entiende el contexto del mensaje enviado en hasta 9 lenguas distintas y, cuando detecta contenido catalogado como “SPAM”, simplemente lo elimina.
Esta herramienta también se está usando para evitar ciertos abusos como el bullying de forma automática, a diferencia de otras redes como Facebook o Twitter que lo usan en base a denuncias de los usuarios para eliminarlos.
Estudio sociales o culturales de la información
Toda la información que se puede generar en una red social al fin y al cabo se termina usando para estudiar la interacción y el comportamiento de los usuarios además de los factores humanos, sociales, económicos o culturales en el mundo entero. Por ejemplo, se realizó un estudio en aproximadamente 100 millones de imágenes de Instagram para analizar los diferentes patrones de vestimenta en distintas regiones. Un humano sería incapaz de llegar a analizar esto por razones obvias, con lo que facilita mucho la tarea usar herramientas como la comentada anteriormente.
Modelo de negocio
Evidentemente, toda esa información que guarda Instagram, de la misma forma que lo hace Facebook, tiene un fin: Transformarse en el modelo de negocio para monetizar. La mayoría de redes sociales en sus inicios no tenían un modelo de negocio basado en la monetización porque no eran capaces de vender nada más allá de ofrecer un servicio, la red social, con una serie de funcionalidades y herramientas atractivas para el uso diario de los usuarios.
Con el tiempo, las que han podido aguantar, han conseguido formar parte del día a día de todos los usuarios registrados y, de esa forma, la comunidad que ha generado la tiene fidelizada. Ahí es cuando llega la hora de pivotar el modelo de negocio a uno donde la monetización se realiza vendiendo esa información a los anunciantes dentro de sus programas de marketing online (SEM). En ese momento, las empresas que quieren anunciarse pueden usar toda esa información, el famoso “big data“, para crear campañas publicitarias de sus servicios, productos o simplemente potenciando su propia marca.
Las redes sociales como Instagram lo que hacen es organizar de forma óptima toda esa información para que, en el desarrollo de la campaña de marketing online (SEM) que creará el cliente, le sea muy sencillo conseguir parametrizar para llegar al cliente objetivo o “target” que haya estudiado como ideal para su negocio. Los anuncios acabarán llegando a aquellos usuarios que, por sus preferencias, intereses, localización geográfica, idioma y un largo etcétera, coincidan con ese cliente objetivo.